2 de febrero de 2012

Primer Capítulo

1
El principio del amor

Me mire en el espejo, intentando arreglar el lió de mi cabello, de color castaño oscuro
No necesitaba mas para saber lo desaliñada que me veía esa mañana.
Me mire en el espejo, y mi reflejo me devolvió la mirada. Una cara medio de corazón, de piel pálida y brillante como una perla. Nariz fina y algo respingada. Pestañas espesas y algo largas, que enmarcaban unos ojos de color pardo oscuro, la combinación de chocolate, miel y café .
No había dormido bien la noche anterior. Las pesadillas de ese accidente aun me daban vueltas en la cabeza. Horribles imágenes de un auto que se volcaba frente a mis ojos, y yo no podía hacer nada.
Me desesperaba ese sueño, y no sabía que significaba...
Oí una bocina afuera de mi casa. La conocía muy bien, tan bien que. si la hacían sonar entre un montón de transito, la reconocería
La bocina del auto de Alex
Íbamos juntos al Instituto hoy. El aceptaba llevarme con la condición de que tuviera lista una taza de café con leche, porque no desayunaba por venir por mi
Yo lo encontraba algo exagerado, pero para Alex no. De todas formas, encontraba romántico y me sentía alagada por su atención
Sali apresuradamente, agarrando mi bolso con mis libros. Baje a la cocina. Mi madre estaba l tanto de mi trato con Alex y todas las mañanas, preparaba el café antes de ir al trabajo
Me gane en el umbral de la puerta, viendo como Alex se apoyaba en el capo de su auto
Era un chico alto, con pinta de ir al gimnasio. Su cabello era de color castaño muy oscuro. Sus ojos eran de color chocolate, y sus rasgos eran bastante finos para ser un chico
-Hola- dijo
Le devolví el saludo tímidamente. Aun me era extraña la ideaLe devolví el saludo tímidamente. Aun me era extrañaba la idea de que fuéramos...pareja, porque me había acostumbrado a que fuéramos amigos
-¿Estas lista-me pregunto
-Si-conteste débilmente
Alex sonrió. Le encantaba mi timidez, según el, y yo adoraba sus expresiones, que tiraban a ser de un chico rebelde
-Y el pago...- extendió una mano para tomar el café que era parte del trato. Se lo entregue con una sonrisa burlona en los labios
-¿Que?
-Nada, nada, no pasa nada
Alex sonrió. Esa sonrisa que adoraba


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